martes, septiembre 7

Maghrebi


Cada sábado se acercaba a su oasis. Apreciaba de nuevo viejos sabores de antaño y mientras escuchaba el viejo idioma del propietario le embargaba la nostalgia. Los parroquianos de siempre llegaban a sus horas; los españoles que platicaban del Rey y sus enfermedades, los franceses con sus juguetes de moda, aquella pareja de americanos que discutían de ellos mismos, -y de la esposa de él-. Entraban, comían y se retiraban en sus propios rituales.

Los veía venir mientras el comía una por una las ciruelas del cordero. Y retirarse mientras saboreaba una jarra de te y dejaba que sus dedos quedaran pringados con la miel de los pastelillos. Ojos, líneas negras, dedos pintados, velos. No conocía a ninguna mujer así, como tampoco había sentido el áspero sabor del polvo ni el sol del desierto. Entonces, ¿De que tenia nostalgia?

Caminando en la lluvia subvocalizaba a Gucci su retorno. Sabia que nada de ello era real; ¡Pero como lo disfrutaba!  Posted by Hello